El valor de recomenzar
Lo que más me gusta del inicio de cada año es que nos llenamos de una buena dosis de fe y de ganas de voltear la página para emprender otras iniciativas.
Sin embargo, no podremos renovarnos si seguimos cargando en nuestros hombros las tristezas del ayer, las añoranzas por los tiempos que no volverán o los rencores y resentimientos.
Dicho de otra forma: no podemos comenzar el nuevo capítulo de nuestra vida si seguimos leyendo el último.
Por eso, en este recomienzo será clave que nos soltemos o nos desprendamos de ciertas cosas que ya perdieron importancia y calidez, para que podamos viajar durante este 2021 ligeros de equipaje y sin tanto resquemor.
Atrás queda el pasado y de él solo se vale recordar lo bueno, entre otras cosas, para no amargarnos o para no lamentarnos por lo que sucedió. Conservemos las lecciones aprendidas; lo demás es mejor olvidarlo y romper cualquier tipo de vínculo o de atadura.
Si elegimos ver el presente con optimismo, tendremos mayor claridad mental y estaremos en mayor disposición para disfrutar las cosas que nos obsequiará Dios.
No podemos seguir perdidos en los laberintos de la minuciosidad y de la misma trivialidad; tampoco podemos dejar de lado lo más importante que es la vida misma para sacrificarla en aras de lo material.
Propongámonos dejar ese vicio de quedarnos anquilosados en las pérdidas. Hay que tener en cuenta que, de ahora en adelante, en más de una oportunidad tendremos que decidir muy rápidamente para poder saltar los obstáculos que se nos vayan a presentar.
El gran aprendizaje que debemos tener presente durante esta nueva temporada consistirá en renunciar a lo que no nos deja crecer en paz.
Por eso es fundamental comprender la relevancia de lo que representa el darnos de nuevo una oportunidad y aprovecharla. No nos demos por vencidos y saquémosle jugo al tiempo, al menos mientras Dios nos lo permita.
También debemos entender que la vida sigue y obviamente vendrán otros momentos, cargados de alegrías y de tristezas, pues hay determinadas circunstancias en las que tendremos que experimentar esta y otras situaciones. Sin embargo, debemos intentar mantener siempre la esperanza y la ilusión vivas.
Démonos todo el permiso de vivir cada día de este año con el corazón y en toda su intensidad, porque esto nos va a nutrir el espíritu y el alma; además, nos permitirá madurar.
Veamos el horizonte con seguridad y amor. No desistamos de nuestros proyectos, ni siquiera si nos encontramos en el camino con barreras.
Con esta primera reflexión del año los invito a que nos conozcamos más a nosotros mismos, pues ello nos va a servir para dirigir nuestros pensamientos y decidir las acciones que vamos a emprender.
Elevemos una plegaria al cielo y pidámosle a Jesús que entren por nuestras ventanas sus luces y las bendiciones que tanto necesitamos.
Dejemos que el quehacer diario, el amor, el viento y el sol sean nuestras compañías.
También permitamos que la vida nos sorprenda para bien y apostemos a tener un año con mucha salud y en paz.
Debemos aprovechar esta nueva oportunidad que nos da Dios para cambiar lo que se pueda remediar y echarle ganas a un 2021 que, en el papel, promete ser una auténtica revancha para muchos de nosotros. Amén.
REFLEXIONES CORTAS
* ¡Creo en Dios! Y no es porque mis padres o las iglesias me convencieran sino porque he experimentado su bondad, su protección y su misericordia.
* Las grandes maravillas de la vida son: la salud, la gente que amamos, los lugares en los que hemos estado y los recuerdos que hemos sembrado en el camino.
* La persona más útil no es la que tiene la cabeza llena de conocimiento sino la que posee un corazón inundado de amor, un oído listo para escuchar y una mano dispuesta a ayudar.
* Cierre algunas puertas, no por orgullo ni soberbia sino porque ya no lo llevan a ninguna parte.
* Si mira hacia atrás, sonría por los peligros superados.
* Este es un momento lleno de esperanza para un tiempo mejor. No sé si el panorama cambie del todo; sin embargo, pensemos que nos sanaremos y que la felicidad nos sonreirá.
* Cuanto más hacemos, más podemos avanzar. Los esfuerzos son sumatorios y nos ayudan a llegar a buen puerto.
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