Antiguamente, existía el curar por medio del masaje. Consistía en una serie de movimientos de las manos del terapeuta sobre la superficie corporal del paciente, con movimientos de mayor o menor intensidad, con fines analgésicos y sedativos.

Miles de años después, los masajes siguen cumpliendo la misma misión, obtener bienestar, serenidad, placer y procurar salud.  Cualquier tipo de masaje actúa sobre el cuerpo, la mente y la energía vital.

Mediante simples caricias, se trata de despertar los sentidos, teniendo como objetivo, lograr que en la entrega se pueda alcanzar la paz interior y relajarse, es decir, llegar a un balance natural propio, además de provocar efectos fisiológicos sobre la piel, el tejido celular subcutáneo, tejido muscular, sistema circulatorio y  sistema nervioso.

 Las principales características de los efectos son:

Efectos fisiológicos sobre la piel: Hipertermia (aumento de la temperatura) esta es provocada por una acción mecánica (el roce del terapeuta con la piel del paciente) y una acción refleja que es la vasodilatación superficial. Hiperhemia (aumento de la circulación sanguínea), esto provoca una mayor oxigenación de las arterias, venas y linfáticos. Favorece la regeneración de las células epiteliales de la epidermis, por el aumento del metabolismo celular.  Estimulación de los receptores del sistema nervioso, provocando un efecto de sedación o estimulación dependiendo del ritmo y la intensidad.  Barrido de impurezas y la descamación de la capa externa de la piel, otorgando mayor suavidad y elasticidad ganando firmeza y flexibilidad.

Efectos fisiológicos sobre el tejido celular: Hipertermia, hiperhemia, estimula la secreción glandular y aumenta la permeabilidad capilar favoreciendo la reabsorción de exudados, aliviando el dolor.  Desprende y elimina las adherencias de la piel.

Efectos fisiológicos sobre el tejido muscular: A través de la hiperhemia intramuscular,  aumenta el aporte de oxígeno y nutrientes y la eliminación de las sustancias de desecho.  Retarda y disminuye la fatiga muscular, por el metabolismo del ácido láctico.  Mejora el tono muscular y aumenta su capacidad de trabajo, preparándolo para la actividad física. Estimula los receptores del sistema nervioso.

Efectos fisiológicos sobre el sistema circulatorio: Favorece el retorno venoso y linfático.  Favorece el metabolismo celular.

Efectos fisiológicos sobre el sistema nervioso:  Actúa sobre el trofismo de los nervios periféricos. Estimula o seda las terminales nerviosas según la maniobra aplicada.  Sedación del dolor originado por una alteración visceral.  

Las aplicaciones de los masajes, pueden ser varios, y abarcar temas estéticos, pero lo más importante, es saber que hay algo más que podamos hacer en beneficio de nosotros, dándole un espacio en nuestra vida, haciendo que ese tiempo sea único y viviéndolo plenamente.

GABRIELA