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Los pensamientos influyen en nuestra salud.

Los pensamientos influyen en nuestra salud.

Algo que cada vez está más alineado entre la ciencia y las llamadas terapias, es que los pensamientos influyen en nuestra biología, en nuestra salud; ya sea psíquica, física o espiritual. Primero somos pensamiento, luego emoción y esto termina en nuestra biología (cuerpo físico). 

Somos cien por ciento de crear nuestros pensamientos y también de cambiarlos. Nuestros pensamientos se van creando en base a varios factores (país, lugar donde nacimos, grupo familiar, religión, etc.). A ello se van sumando las creencias histórico sociales y todo tipo de influencias externas que vamos teniendo mientras crecemos. Cosas transmitidas de generación en generación sin ningún tipo de cuestionamiento. Esto es así porque así se viene haciendo desde que tus abuelos lo hicieron.

Hay creencias limitantes y otras que te ayudan a seguir adelante con bienestar.

A lo largo de mi vida fui haciendo cosas empíricas, de instinto, sin saber muy bien por qué las hacía; cosas que me ofrecían bienestar general. Saliendo un poco de la clásica creencia, conforme fui madurando fui de a poco entendiendo cada vez más y el haber vivido sucesos dolorosos permitieron que mis pensamientos sobre algunas creencias fueran cambiando, entendiendo que soy responsable de como quiero pensar o llevar un pensamiento a la emoción.

Las personas positivas también tenemos pensamientos negativos, lo que hacemos es no instalarnos en ellos. No dejar que ese pensamiento se apodere y que nos lleve a victimizarnos, simplemente tomamos conciencia de ello y decidimos como llevarlos con alegría, optimismo o de la otra manera. Está claro cuál es la elección.

El cerebro funciona de una manera perfecta, de acuerdo a la orden que recibe del exterior (mente), organizando un circuito veloz de hormonas en el cuerpo. 

Ante un estrés verdadero, el cerebro recibe la información actuando de manera instantánea para resolver lo mejor posible; ese estrés es adaptativo, al contrario del crónico. Del estrés creado por los pensamientos el cerebro capta la información una y otra vez, organizando un circuito desadaptativo para el cuerpo y generando las llamadas enfermedades.

Si tomáramos la vida como una experiencia de aprendizaje y no de sufrimiento, empezaremos mejorando nuestras creencias transformando nuestros pensamientos. 

Por más dolorosa que haya sido nuestra vivencia siempre hay algo que aprender, algo que volver a ver y el cerebro toma esa información; pues esas mismas hormonas que en un momento nos ayudan también nos enferman, pero existen otras hormonas que nos ayudan a estar en bienestar.

Solo de mi depende transformar mis pensamientos con respecto a las creencias y las experiencias vividas, ver la vida con otros ojos, como la de un niño (a) que está aprendiendo a crecer; ellos siempre encuentran algo lindo y alegre de la vida porque tienen inocencia y es ahí a donde debemos regresar. A ver las cosas con inocencia, pero con la madurez de aprender de ella.

Cambiar los pensamientos es posible.

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